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martes, 9 de noviembre de 2010

DONDE DIJE DIGO...

Hoy hay un titular de prensa que jode al que lo lea.
“Cuba incumple plazo para liberar a los presos políticos que había prometido”.
Acojona eso. El gobierno de un país no cumple su palabra, y ahí se quedan, tan lucios los tipos. Los interesados en la liberación dentro y fuera de la isla explican que Raúl Castro “ se comprometió el 7 de julio a realizar esas excarcelaciones en un máximo de cuatro meses”.
Que me perdonen, pero los cubanos seguimos siendo campeones del mundo en inocentadas, en dejar que la cúpula del poder nos tome el pelo. ¿Qué mas necesitamos para acabar de comprender que dirigen nuestras vidas los reyes magos de la ambigüedad, los artistas de la retórica, los Midas de la palabra? Hace poco Fidel Castro dijo en un ataque de verborrea que el modelo cubano ya no funciona. Lo vió y lo escuchó medio mundo dentro y fuera de la isla. A los tres días retomó la tele y la prensa plana para decir “…yo dije eso de que no funciona, pero sobre el modelo de Estados Unidos”. ¡Y le creyeron! En las calles de Cuba hay quien te mira y te dice con aire de perdonavidas “es verdad, yo lo ví…” Me parece oír la novela que se van a soltar para evadir lo del compromiso de cuatro meses. Si es que se dignan a decir algo. Uno de los métodos infalibles para contrarrestar la mala opinión pública es el silencio hermético. En eso son maestros nuestros caciques. No dirán la verdad. No explicarán que fue todo una jugada diplomática que deben estar celebrando ahora, con el objetivo de aliviar la posición común europea, aunque dentro de Cuba nadie sabe lo que es eso, al menos en mi barrio. Es todo una trampa para que se afloje la presión internacional y apaciguar a la oposición interna. Los presos que han sido liberados, y los que no, son solo mercancía política, peones en el juego de supervivencia que practica Cuba desde 1959. No me jodan. Acuerdense de la crisis de los misiles, cuando Cuba tuvo en su territorio cohetes nucleares a punto de ser disparados. Nadie dijo como, pero por arte de magia Castro celebró, y millones junto con el, que nos hubiéramos convertido en centro de una guerra nuclear. Nos iban a convertir en átomos, y nosotros tan contentos. El tipo apuntó a EEUU y dijo cuál bebé sorprendido con el dedo en el  pomo de la mermelada “es culpa de ellos”. Dijo “haremos 10 millones de toneladas de azúcar”. Gastamos millones de millones de pesos y no las hicimos. “Culpa del Imperialismo”, fue su respuesta. Exportamos guerra y muerte, en la operación de tráfico de armas mas grande de la historia, en Angola, Etiopía, Mozambique, toda la América Latina. “Eso es Internacionalismo proletario”. ¡Y le creímos! Y la mejor de todas, dicha apenas tomó el poder. “Yo no soy comunista”. Después dijo que sí, más que Marx y Lenin juntos. Por suerte, hay algunos de esos presos que no entran en su juego, que no tienen precio. A lo mejor los Castro piensan que su resistencia dentro de las prisiones es culpa del imperio, y no de un carácter forjado en principios, porque no conciben principios que no sean los implantados por los mentirosos que nos gobiernan. Esos que cada día se nos aparecen con un pasado diferente.
A lo mejor creen que fué  el imperialismo el que inventó esa práctica de donde dije digo, dije diego.      


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